domingo, 20 de mayo de 2012

EL JARDÍN DE LOS SENDEROS QUE SE BIFURCAN. Jorge Luis Borges




Este cuento narra la historia del espía Yu Tsun, perseguido por el capitán Richard Madden para matarle. El abuelo de Yu Tsun, astrónomo y astrologo,  protagoniza dentro del relato un enigma, dedicó largo tiempo a hacer un libro y un laberinto infinitamente compleja. Después de su muerte, el libro no era otra cosa que un conjunto  de manuscritos caóticos:

“El libro es un acervo indeciso de borradores contradictorios. Lo he examinado alguna vez: en el tercer capítulo muere el héroe, en el cuarto está vivo”

Y el laberinto no se ha encontrado. Pero, es que….. el libro y el laberinto eran la misma cosa. Pero, ¿cómo puede existir un libro infinito?

 Antes de exhumar esta carta, yo me había preguntado de qué manera un libro puede ser infinito. No conjeturé otro procedimiento que el de un volumen cíclico, circular. Un volumen cuya última página fuera idéntica a la primera, con posibilidad de continuar indefinidamente”.

Ese libro es infinito porque el autor “deja a los varios porvenires  (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan”, siendo el libro una historia en la que cada vez que hay que decidir, el autor no opta por una eliminando las otras, sino que opta por todas, existiendo la posibilidad de desarrollo de infinitas historias que se conjugan, un laberinto, con diferentes senderos que se bifurcan. Por eso para el lector tradicional, su nieto resultaba caótica. Asi, Borges, ¡en 1941! nos introduce al concepto de hipertexto.

Un cuento muy interesante que os recomiendo

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